Opinión

Momentos de Vida: "El día de nuestros días" por Claudia E. Fiorio

Hoy la autora aborda, desde su particular óptica, un momento personal triste, pero a la vez con muchas enseñanzas.

Hace varios días resuena en mi cabeza esta frase: “y un día te despiertas sin saber que será el último día que verás a ese ser querido” y hace varios días deseo escribir sobre ello.

Y hace varios días, gente muy querida y cercana a mi corazón, está despidiendo a seres amados que parten de este plano hacia el Eterno.

Y me pregunto ¿será que hay voces que nos hablan siempre  pero que a veces no nos detenemos a escuchar?

Por otro lado sé, que mi corazón, desde lo más profundo de su ser, está palpitando muy fuerte, porque ayer se ha cumplido un año más del repentino paso hacia la eternidad de mi amado papá.

¡Qué agujero más doloroso has dejado en mi corazón!, pero con el paso de los años, ese mismo dolor me ha enseñado a recordarte con alegría y a agradecerte el haber sido mi querido y buen papá.

Y, volviendo a la frase que me resuena desde hace varios días, me pongo a pensar que nunca estamos lo suficientemente preparados para dejar partir a ese ser amado que ha jugado el papel de madre, padre, esposo, hermano, hijo, amigo, abuelo, etc…etc...etc…

Vivimos la vida como si nunca fuera a acabarse, la propia o la de nuestros clanes y entornos y a veces, damos por sentado que tendremos tiempo para todo, dejando para después, abrazos compartidos, risas compartidas, cafés compartidos, tiempo compartido, sentimientos enlazados en la consciencia plena de ese aquí y ahora traducido en un momento, sencillo, simple y a la vez, tan valioso como es el compartir con seres amados cada instante de nuestros días en este planeta Tierra, donde que quizás vinimos a aprender, a crecer, a evolucionar, a empezar o a continuar el camino de la trascendencia.

“Y un día te despiertas sin saber que será el último día que verás a ese ser querido”, frase que no la tomo como tremendista, ni apocalíptica, ni con intenciones de sembrar temor o miedo, sino por el contrario, es una voz que insta a mi ser a mirar con otros ojos, con buenos y agradecidos ojos, cada uno de los momentos de esta sucesión de momentos llamado vida terrena, que la compartimos con muchas personas a las que nos unen lazos de amor, cariño y pertenencia.

Por eso escribo estos pensamientos que hoy tienen varios rostros queridos despedidos y elijo hablar de ella en especial, a la que Dios eligió llevar a la eternidad hace un par de días atrás, a la que yo llamaba “mi hermanita de estrella”, porque a pesar de la diferencia de años, de vidas y de sinsabores terrenos, nos vimos, nos reconocimos en la otra y nos quisimos al instante.

Ella partió, pero como tantas otras personas que se alejan de su cáscara terrenal, dejó muchos recuerdos de momentos compartidos, historias contadas, risas cómplices, abrazos interminables y su amor desparramado por doquier.

“Y un día te despiertas sin saber que será el último día que verás a ese ser querido”, por esto mismo te pido a vos, que estás leyendo: no dejes para mañana los abrazos, las sonrisas compartidas, la alegría de una mesa servida, el decir “te quiero” o el agradecimiento sincero frente a cada instancia de la vida que nos llena de felicidad, que nada tiene que ver con el dinero, la posición social o la ropa que vistas, es mucho más que eso.

Somos uno multiplicado en la inmensidad de espejos vitales que trastocan imágenes de vida, pasión y ensueño.

¡Valoremos la vida, nuestra vida y la de nuestros seres amados y no dejemos que estereotipos cargados de materialismo vacío de felicidad, nos obnubilen la sana consciencia de la felicidad, simple, sencilla y plena!

                                                                              Claudia Elena Fiorio

                                                                              Corrientes, 13 de agosto de 2022

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