Opinión

MOMENTOS DE VIDA: El cuerpo que habito.

Claudia E. Fiorio nos trae la esperada 5ta entrega de su particular y única mirada sobre aspectos de la vida cotidiana.

5. EL CUERPO QUE HABITO

Hace varios días está dando vueltas en mi cabeza un tema del que hace tiempo, deseo expresar mis sensaciones y vivencias.

Por motivos de herencia, hormonas, autoestima, ansiedades, inseguridades, angustias, estrés, etc., etc., etc., gran parte de mi vida de adulta he tenido – y tengo- sobrepeso.

Y esta condición de persona, de mujer, con kilos de más me ha llevado a esconder mi cuerpo, a no aceptar mi cuerpo, a no querer mi cuerpo, a no gustar de mi cuerpo…a tener vergüenza de qué es lo que presento ante el mundo de mí, desde lo físico, lo material, tangible y mensurable.

Y si a eso le sumamos una de las situaciones más incómodas que se presentan, como es la de ir a comprar ropa, todo eso y mucho más, hacen que haya tenido ganas, más de una vez, que me tragara la tierra.

No sé por qué motivo en Argentina- porque no sucede en otras partes del mundo donde tuve oportunidad de ir, visitar y comprarme alguna que otra ropa- en la mayoría de los locales donde fui a adquirir algún tipo de vestimenta, los talles llamados “grandes” escasean o son inexistentes.

Ese malestar e incomodidad que se siente, cuando una sabe que no es un talle XS, S ni M y pasa percha tras percha, prendas que le gustaría vestir pero que, obviamente no son del tamaño adecuado para su morfología y, con incomodidad manifiesta, pregunta -“ ¿hay en talle XL?”- y recibe un NO como respuesta acompañado a veces de una mirada que, cual escáner, dice silenciosamente- “¡¿cómo vas a querer ponerte eso, si sos gorda?!”-

Alguno me dirá: - hay casas para talles grandes, especiales, ¿por qué no vas ahí?-

Otro, quizás pensará: - y en lugar de quejarte, ¿por qué no adelgazás?-

En la mayoría de los casos uno no es gordo porque quiere, porque le gusta, porque se siente bien…muy por el contrario, dentro de cada persona con sobrepeso hay angustias, inseguridades, vergüenzas, conflictos irresueltos, herencias, que hacen que el organismo no se nutra ni funcione adecuadamente.

Es un cuerpo enfermo, que muchas veces es el resultado de enfermedades del alma…

No soy médica, ni psicóloga ni mucho menos, solamente soy una persona que, por los motivos que fueran, esconde su verdadero ser, debajo de kilos de más, pero que, poco a poco y gracias a técnicas alternativas, está aprendiendo a aceptarse, a valorarse, a quererse, a cuidarse, a reconocer que este cuerpo que habito, es el templo de mi espíritu, de mi alma, que es bendecido día tras día con su maravilloso funcionamiento y que necesita de mí, de mi cuidado, de mi amor, de mi respeto.

Hay palabras que hieren mucho, más aún, cuando se las reciben siendo adolescente.

Hay miradas que duelen mucho, más aún, cuando una está intentando curar lo que está enfermo.

No seamos crueles, no seamos jueces, no discriminemos y construyamos sí, una sociedad más equitativa y buena.

 

Claudia Elena Fiorio

 

Comentarios
Volver arriba